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sábado, 4 de mayo de 2013

Reality bites

   Últimamente he de reconocer cierta pereza social-cibernética. No es que haya dejado de gustarme la comunicación a través de estos medios, que siguen fascinándome, todo con medida claro,  creo que han hecho mucho bien para mantener contactos que de otro modo hubiesen terminado siendo un “qué habrá sido de….?” Y desde luego, en un mundo en el que nunca sabes dónde acabarán tus pies, se hace menos dura la distancia si ponemos  la tecnología a nuestro servicio.
   Yo soy más de piel y no suelo hacer pereza para ver y poder tocar a aquellas personas que forman parte de mi vida de un modo más activo, es una necesidad, así me cruzo Madrid, y cuando puedo España e incluso Europa para visitar, o al menos tomar un café con la sinceridad, calidez y  amabilidad que dan unos ojos, un gesto o una caricia.
  Esta pereza social, ojo que no cibernética en sí, se ha visto incrementada desde que he descubierto que el 80 % de los, llamemos “estados” que veo publicados son: frases célebres, párrafos de libros de autoayuda, consignas políticas, fotos terribles que te colocan en una posición deleznable si no das a “me gusta”
(paradójico), el último  anuncio de a saber qué, que han decidido que te gusta muchísimo… en fin, igual soy rara pero no me divierte como solía hacerlo, tengo la impresión de que se ha perdido en frescura y cada vez encuentro menos chicha de fabricación casera, que igual no tenía frases tan impactantes, pero sí me parecían más reales.
  Me siguen gustando las fotos, música, noticias, algún chistecillo o vídeo cachondo, pero echo de menos cuando se ponían trocitos de realidad que te permitía saber de la gente más allá de lo que es correcto o no contar, de lo que nos hace aceptables o incluso geniales a los ojos de los demás. Hoy he visto la foto de un conocido facebookiano y he de reconocer que me ha sacado una sonrisa, era de París, con el comentario, "de aquí nos trajimos a M.." (su hija de pocos meses). No me considero especialmente curiosa y claro, ya sabía que los niños vienen de París :), pero me ha encantado, tenía esa frescura que tanto echo de menos últimamente...

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No suelo ejercer de censora, pero prefiero mirar primero, comprensible, no?