Los mas leídos...cada uno sus motivos

lunes, 21 de julio de 2014

¿Quién parará la lluvia?

-“¿Qué ha sido eso?”
-“No sé, algún petardo”-
No, eso no era un petardo, notaba como la tripa se me encogía por  momentos y la sangre disparaba mis movimientos llevándome casi al desmayo mientras corría hacia la ventana- “Algo ha ocurrido en el portalón”.- Un humo gris negruzco salía de aquel espacio donde lo chavales jugaban a la pelota y a las cartas para refugiarse de la lluvia estival.
Noté como se me paralizaban las articulaciones, el polvo se metía en mis ojos impidiendo que pudiese abrirlos y un grito ahogado se anudaba en mi garganta. Hay que sacarlos de allí, pensaba mientras mis piernas no obedecían a un cerebro que chillaba dejándome sorda que corriese. 
Oía los gritos desgarradores,  todo en la calle tornó en blanco y negro y yo seguía sin conseguir llegar al lugar, el llanto quebraba aún más mi garganta y la impotencia de no dominar las piernas  me estaba volviendo loca. -“Alguien ha dado a un botón y lo ha hecho explotar”- Pero ¿de qué hablaban? No entendía nada, solo quería gritar, correr y..., por favor, solo quería que llegar a aquel lugar que cada vez parecía más lejano…

En ese momento desperté, agitada, nerviosa, con un dolor extraño en la garganta y Los Ramones sonando descontrolados en mi móvil –“tengo que cambiar esta alarma”-pensé.  Todas las mañanas pensaba lo mismo. Seguía nerviosa, pero agradecida de que todo hubiese sido solo un sueño. Me levanté y fui como todos los días, escasamente despierta, a preparar el café y la ducha. Encendí la radio para escuchar como cada mañana el resumen de las noticias y entonces  lloré, “ esta noche ha tenido lugar la ofensiva más agresiva en Gaza causando numerosos muertos entre ellos decenas de niños…”,  “enormes dificultades para la recuperación de cuerpos tras el derribo del avión malasio en Ucrania… “

 ¿Qué nos está pasando? El ser humano siempre ha sido bélico pero nunca con una capacidad tan destructiva. Presumimos de haber evolucionado, de ser conscientes del valor de la vida y capaces de organizarnos para crear. Es terrible saber cuan reales son estos sueños, escenas que se repiten con una pasmosa normalidad en multitud de países aparte de los mentados como Siria, Sudan, Yemen, Irán, Mali, Somalia, Pakistán , Afganistán..., por mencionar solo algunos, y que actos salvajes: secuestros masivos de niñas, asesinatos indiscriminados, palizas por raza, sexo o condición sexual, bombardeos, tortura...,que tienen lugar a diario. Con la misma normalidad que ocurren, se cuentan y se interiorizan en otras partes del mundo y, para nuestra vergüenza, no pasa nada.

¿Cuándo hemos dejado de llorar por estas cosas? ¿Cuándo ha dejado de erizarnos el vello? ¿Cuándo hemos dejado de tener apego por las vidas del otro lado de la pantalla? Recuerdo la emoción que sentí cuando al final de Blade Runner entendí que un replicante tenía el apego y la fascinación por la vida que los propios humanos habían olvidado... qué triste sentir que, en realidad, no es algo tan imaginario...


Sensación verano

Hoy, por fin, un amigo me ha hecho visualizar verano.

Menos de un mes para volver ;)

A pesar de no terminar de encontrar el fin a la eterna primavera que se ha instalado en el país, para desgracia de terraceros y piscinistas, una foto en blanco y negro del  último verano, que debió rescatar del recuerdo cibernético de su estresado móvil, con el único mensaje de: "menos de un mes para volver ;)" ha agitado la necesidad y el ansia que solo la cercanía a algo deseado desata.

La jornada intensiva ayuda, aunque en más ocasiones de las deseadas se convierta en intensa. También alienta la hoja del calendario con un helado de cucurucho, y la insolente tez morena de los que regresan sonrientes, haciéndonos más conscientes del tono cetrino que portamos los que ansiamos dejar esta ciudad y dirigirnos a tierras amables que nos devuelvan la alegría y serenidad .

Así hoy, a pesar de que este año no llegaba a sentir verano, de que noto tan necesarias y merecidas como lejanas las vacaciones, he podido sentir la deliciosa calidez de un suave levante susurrando a mi oído que aquel faro aun me espera.