Los mas leídos...cada uno sus motivos

martes, 26 de febrero de 2013

Intenso

Siempre que voy a Barcelona lo limitó a un par de días o tres y siempre vuelvo con la impresión de que debería haber ido por más tiempo.
En esta ocasión me llevo haber podido dedicar tiempo a amigos a los que en demasiadas ocasiones me perdí en el pasado.
Por otro lado también me traigo haber disfrutado de una noche surrealista que comenzó escuchando a Sabina en un bar canalla de la calle Aribau, calle recurrente estos días. Ponía la voz un desconocido-conocido por compartir afición y que fue tan amable de dedicarme una canción. No quería pasarlo por alto ni olvidar agradecerle el buen rato que pasé. Después ya no había otra que acabar muy tarde y con una afonía importante para un domingo de resaca que no permitía tirarse sofá, había que tirarse a la filosofía en aquel que es el mejor turco de Barcelona, según ellas, las que son capaces de relacionar a Aristóteles con Kubrick. Hacen de una conversación lo más interesante, pasional, intenso y revelador, eso si con toques de frivolidad recurrentes que la convierten en realmente divertida, perfecta, y mojada de buen caldo que favorece el ingenio e iguala la capacidad de abstracción.
 Vuelvo con la sensación de haber aprovechado al máximo y sin embargo, como a menudo me ocurre cuando vuelvo de viaje, siento cierta nostalgia, como si algo por dentro se rebelase al retorno. Supongo que el cansancio no ayuda...supongo...

jueves, 21 de febrero de 2013

Inevitable Barcelona

Han sido mas de una y mas de dos cosillas las que han hecho que, de algún modo, mi vida se haya vinculado repetidamente a esta ciudad, al punto de llegar al fantasear con la idea de pasear por sus calles de vuelta a casa.
Reunía lo que por aquel entonces buscaba: mar, montaña, buena comunicación con mis imprescindibles en Madrid, y aquella persona que me hacía fantasear de ese modo. Dios,lo tenía claro!,  casi tanto como lo claro que él tenía que no quería una relación a distancia, me pregunto cómo denominaba lo que en aquel momento nos unía. Siempre me han hecho gracia los giros extraños y absurdos con que se denomina lo que no quiere llamarse por su nombre,  aunque supongo que en este caso, para el simplemente era nada, que por otro lado siempre es  mejor que no tener un nombre. Me hubiese mudado sin pensarlo sólo con un '' a pesar de...'' de su boca, frase que no llegó nunca,  al igual que nunca llegó por mi parte el reconocimiento de que la distancia no tendría que ser para siempre .
Después todo se complicó demasiado, cambiando las prioridades, lo que era importante pasó a otro plano dejando su espacio a lo inevitable, al final ya era tarde para todo y para todos.
Ya no suspiro de tripas, quizás porque no volví a verlo, pero lo recuerdo con cariño, ese cariño que se siente por quien te hizo feliz y ya no te duele. Así pues, cuando vuelvo a esta ciudad, a la que ya no puedo evitar volver, siento un pellizco de nostalgia por todo lo que me vio sentir, y no puedo por menos que respirar y mantener el aire dentro, unos segundos, para soltarlo despacio y no dejar que escape a mi recuerdo ni un solo momento de los que aquí viví.

martes, 12 de febrero de 2013

Joder, necesito un mortero!

Tengo la impresión de empezar a descubrir necesidades en aparatejos que nunca pensé que fuese a necesitar. Esas cosas que de repente toooodo el mundo utiliza y que generan esos incómodos " cómo es posible que no tengas un....???" Pues bien, no se si sentirme idiota o una superviviente, porque en 37 años no he tenido lo que parece ser equivalente al escudo que impidió que el-que-no-debe-ser-nombrado matase a Harry Potter, y aquí sigo, vivita y coleando.
Supongo que la ausencia de una necesidad genera de alguna manera otra necesidad. Ya me dijo el acupuntor que debía derivar la energía producida por mi organismo para la acción de fumar en otras tareas, así que me ha dado por cocinar, no entiendo muy bien por qué, nunca se me dio bien, y aquí estoy ahora, tratando de gestionar la necesidad casi orgánica de hacerme con esos dos trozos de madera.
En fin, me quedo con lo bueno, 4 semanas sin fumar, sin ganas y con la nevera llena de tuppers

domingo, 10 de febrero de 2013

Taxi Jazz



Soy dada, o más bien, era antes de que el smartphone entrase en mi vida, a tener charlas y situaciones "ranchitas" con los taxistas en los retornos nocturnos a casa: padres de familia que me ofrecían citas con sus hijos, proposiciones indecentes, persecuciones por golpes anteriores, curvas de 180º que casi acaban en la cancha...seguro que más de una que yo me sé, aun recuerda al “picota”. Esta tendencia aumentó cuando mi hermano decidió unirse al gremio, siempre dio más juego, especialmente cuando yo conducía aquel ex-taxi de dos millones de kilómetros que aguantaba los Madrid-Cadiz/Barcelona/Asturias/Galicia...como un campeón.
Hace tiempo tuve la suerte de dar con uno que , de entrada, ya me sorprendió por su bonito sombrero (no gorro, ni gorra, ni de los que tanto se prodigan en estos tiempos), y me dejó loca cuando me abrió la puerta y esperó a que estuviese bien preparada para cerrarla con suma delicadeza. Dicho el destino y móvil en mano continué mi conversación privada, sin prestar más atención que la que reclamaba a mi oído. La música era fantástica, radio3 un día de suerte pensé, pero no, aquello continuaba sin voces de por medio, estiré el cuello y pude ver el número de track. Cerré el móvil, y a disfrutar. No pude evitar decirlo en alto: “Etta James....me encanta!!!” El conductor con sombrero giró el cuello, miedo me dio en la NII a 100km/h prefiero que miren hacia delante. Entonces empezó a sacarme discos, a pedirme que buscara para enseñarme a sus favoritos. Disfrutamos de saxofones, violines, pianos y voces cálidas, mientras intercambiábamos pareceres.
Aquí os dejo la que, a entender de ambos y que la señora Etta me perdone, tiene la voz más clara, limpia y elegante.



miércoles, 6 de febrero de 2013

Sí no puedes poner distancia...,pon altura

Últimamente, el desaguisado sentimental en que parece haberse convertido mi vida y la de muchas, demasiadas, de las personas que me rodean , tiene un componente extra, motivado por la inevitabilidad. Con esto me refiero a la dificultad de eliminar al /los sujetos de nuestro entorno, lo que entorpece enormemente el proceso de seguir adelante y hace más doloroso el día a día de alguien que no puede compartir su vida con otro alguien a quien desea y sigue viendo, eso cuando no se añade el ver lo bien que ese alguien comparte la suya con otra persona. 
A compartir espacios físicos ( trabajo, amigos...) se ha añadido el amplio espectro de espacios virtuales que dan, si cabe, más información de la que los clásicos entornos facilitaban. De este modo se dificulta la omisión temporal del sujeto en cuestión, tan terapéutica, y de algún modo nos convierte en viejas del visillo que inevitablemente van a saber.
Todo sería tan fácil como eliminar, bloquear o sacar de un modo discreto al individuo en cuestión, pero esto se me antoja descortés...,no me gusta, y en un entorno físico es del todo imposible sin resultar terriblemente grosera.
Así, como decía la sabia madre de una gran amiga, si no podemos poner distancia, habrá que poner altura. Bien pues, procuremos poner altura, pero sobre todo sigamos adelante, porque enamorarse es lo mejor que puede pasarnos, y no debemos perder la oportunidad de hacerlo por alguien que no nos va a elegir.