Los mas leídos...cada uno sus motivos

miércoles, 19 de marzo de 2014

Efecto Flanders

Ante la inminencia de mi cumpleaños y, quizás por llegar a los treinta y todos, alguien a quien quiero  y por eso no tomo a mal, decidió que sería conveniente regalarme un cupón de esos que tanto proliferan últimamente. Consistía en un tratamiento facial de limpieza, cremerío, masaje y no se cuántos pasos más. Preferí no preguntar qué insinuaba, para qué llevarme disgustos, y opté por ir a ver que me ofrecían, tras un día feucho en el trabajo me vendría bien un poco de relajo.
Nada más llegar no pude evitar constatar lo que llevo años notando que ocurre en peluquerías o centros de estética. Se trata de un continuo diminutivizar del que, a mi parecer, abusan los que trabajan en estos sitios: pelito, cremita, cejitas, arruguitas, granitos, grasita, uñitas, canitas, ito, ita... coño que parecen Flanders. 
Llegan a puntos en los que noto como se me tensa el cuello y se me escapa la risa: "te pongo mascarillita, lleva quetatinita"... mmmm, respiiiiira, mmmmm... Pero ¿no se dan cuenta de que hay palabras que no se pueden itar mas? 
Creo que me incomodan de un modo extraño porque me siento incapaz de corresponder. Igual minimizar el entorno me hace sentir más grande de lo que ya soy, y sinceramente no me seduce sentirme como la Alicia gigante en una habitación que se estrecha por momentos.
Sé que no debería prestar atención a estas nimiedades pero noto que, irremediablemente, cuando las escucho hablar tan dulce, tan reducido, me provoca una reacción orgánica en busca del ota, cremota, arrugota, queratinota...,saliendo ese exceso de testosterona que debo tener, y paradojizando sitios concebidos para potenciar la feminidad. 
No sé, igual debería ir más a menudo a ver si se me pega algo, o empezar las próximas entradas con un hola holita vecinitos... 


miércoles, 5 de marzo de 2014

¡Quiero mi caramelo!

Sentencia abriendo de par en par sus enormes ojos azules.
Yo miro la cuchara que tengo en la mano elevando cejas sin duples. Da un sorbo al café y vuelve a mirarme fijamente antes de continuar. 
"No pido nada que no me corresponda. En el colegio me enseñaron que si era obediente y aplicada sacaría buenas notas y tendría mi caramelo. En secundaria aprendí que si sacaba buena media podría estudiar y dedicarme a lo que quisiera. Llegué a la universidad y me prometieron que si aprovechaba los conocimientos que recibía y era lista tendría el trabajo que merecía. Cuando empecé a trabajar me contaron que siendo responsable y trabajando duro se reconocería mi valía..." 
Se detiene unos segundos para contener su reacción. 
"Sin embargo,a mis 48 años 2 carreras y 25 años trabajado tan duro que apenas veo a mi familia, me absorbe una crisis salvaje que ayuda a justificar el 20% de reducción en mi sueldo y más trabajo para cubrir el despido de mis compañeros, en una empresa que se sube al carro pero que dista mucho de sufrir crisis. ¿Dónde está mi caramelo?"
Vuelve a fusilarme en azul buscando una respuesta que le devuelva la esperanza en un mundo que la ha decepcionado de todas las formas posibles, pero no se qué decir. Me esfuerzo buscando palabras porque se que necesita encontrar motivos para volver a creer. Ella ha cumplido con su parte del trato y solo recibe excusas para justificar la estafa: que si hay que recortar el gasto, flexibilizar el empleo, que si los españoles cobran mucho, que hay que salvar bancos para potenciar esa economía que nos trajo donde estamos y confiar en aquellos que justifican fraudes a golpe de "y tu mas". ¡¡¡Y tú mas!!! Algo falla cuando lejos de probar inocencia de acusaciones tan serias nuestros políticos, del color que sean,  responden con un " ¡y tú mas!" Vaya, debería sentirme tranquila porque siempre habrá alguien más miserable más ladrón y más hipócrita que aquel al que se acusa... Curiosa manera de saldar cuentas...¡qué vergüenza! 
Sigo buscando algo, acude a mi porque  siempre he tenido una respuesta en positivo, lo necesita. Llegar a estas alturas con la sensación de decepción y fracaso absoluto tras tanto esfuerzo no es justo...pero nadie dijo que la vida fuera justa. Seguimos creyendo que "si somos buenos alcanzaremos el cielo", pero eso está por probar y la experiencia terrestre nos hace, a los ateos, menos crédulos, entendiendo que la sumisión que oculta no es mas que una brillante estrategia. Divago sin rumbo en mis pensamientos mientras busco algo que decir, "busca algo, busca..."
"¿En qué piensas?"- me funde en cobalto con gesto de preocupación.
"En que tienes razón, mereces tu caramelo..."