Los mas leídos...cada uno sus motivos

jueves, 30 de mayo de 2013

yo se que tú hablas pero no te entiendo na Lauren

Hay veces, o igual debería decir personas, con las que tengo la impresión de que utilizo canales de comunicación distintos. Como si las palabras emitidas por uno fuesen a través del oxígeno y las del otro a través del nitrógeno o el argón, pero desde luego, cabalgando en otro elemento tan distinto que tras varios minutos de conversación te quedas con las sensación de que no te ha quedado nada claro y que te debes expresar terriblemente mal. Como si hablásemos idiomas distintos.
Siempre he pensado que soy una persona clara, directa y en ocasiones jodidamente sincera, quizás para no dar lugar a malos entendidos. Pero empiezo a pensar que hay cosas que son tan claras para mí que las doy como generalmente asumidas para todos. Es ahí donde me sale la vena de “no explico obviedades”.
Lo cierto es que estoy llegando a un punto en el que me da una terrible pereza dar explicaciones, con lo justificona que soy yo, porque cada frase que digo requiere un extra de mimo para evitar susceptibilidades y conseguir la comprensión de lo que realmente quiero decir.
Temo que debería ponerme un poquito en el pellejo del otro, que en demasiadas ocasiones asumo que sigue el mismo proceso mental que yo, o que está directamente en mi cerebro y desde luego no solo no tiene por qué ser así, sino que además lo más probable es que no sea. Un poquito más de empatía shiquita (no sé si podré perdonar ese extra de cebolla que añadió a esta palabra alguien a quien leo por aquí, que desde entonces la ha convertido en rara y hace que cuando la uso me apetezca un vino, de acompañamiento :)).
Así pues propósito: fuera pereza, empezar desde el principio y no cerrar hasta que haya quedado claro, sin arrebatos de noexplicoobviedades de por medio, seguramente resquicios de chulería de los que trato sin mucha fortuna de deshacerme.


jueves, 23 de mayo de 2013

Situaciones ridículas

Ya he comentado en alguna ocasión, si no aquí en otros entornos que tengo cierta tendencia a las situaciones ridículas o esperpénticas.
Parecía que iba remitiendo el porcentaje, supongo que por el aumento de días sin eventos tales, quizás debí haber previsto su cercanía, pero no, decidí confiarme...mmm...craso error.
Creo que lo gestiono bastante bien, tengo cancha y cada vez salgo mejor de estas situaciones, o eso me gusta pensar. Sin embargo desde ayer ya he tenido un par de aaayyyggggsssss, con cubrimiento de cara por cualquier cosa que tenga cerca. Supongo que algunas artes siguen, inevitablemente, sucumbiendo al rubor.
Últimamente por algún motivo me toca lidiar continuamente con ''ores'' de todo tipo, auditores, asesores, consultores...no sé si porque han decidido que se me da bien o porque no me quejo, igual debería probar.
Estos días ha venido uno cuyo país de origen no consigo definir al 100% y a estas alturas me da apuro preguntárselo. Ayer tuvimos reunión, dos horas repitiendo lo que ya he contado tantas veces que puedo hablar de ello mientras pienso en muchas otras cosas. Todo fue aparentemente bien, o eso creía yo hasta que, una vez en el ascensor, me he vi reflejada: ordenador en mano, cuaderno, botella de agua, bolígrafo, post-it y los dos botones superiores de la blusa desabrochados. “La madre quemmmm…..”, noté cómo me ardían las mejillas y las orejas de tal modo que seguro subí la temperatura del ascensor sustancialmente.
Aaaaggggggghhhh, perdón por la interrupción pero necesitaba cubrir mi cara por unos segundos.
Agradecí llevar aquel precioso modelo de encaje verde y que mi pecho no sea generoso, de otro modo hubiese sido más escandaloso y violento. Quisiera pensar que esto ocurrió cuando me levanté y cogí mis cosas, pero vistos mis precedentes, seguramente llevaría de tal guisa el tiempo suficiente para que no pasase a nadie desapercibido. También agradecí la cerveza con aquel amigo que se desternillaba cuando se lo narraba, teatralmente claro, y que quitó hierro al tema, haciéndome reír a carcajadas.
No tenía intención de escribir sobre ello, pero en vista de que debo volver a reunirme con él, y tras la conversación cervecera a modo de terapia, he decidido hacer pública mi humillación, por eso del choque, de modo que cuando vuelva a enfrentarme no piense en botones ni en verde, solo en buscar la manera de recuperar mi imagen profesional en detrimento de otros encantos que prefiero reservar para quien yo elija.
Igual un cuello vuelto aun a veinticinco grados a la sombra ayude...mmm

martes, 21 de mayo de 2013

Esa absurda manía suya de...


-¿Ha encendido la luz!
-¿Qué?
-La muchacha, que tiene la luz, a ver si pasa algo.
-Que no hombre, estará leyendo
-¿Y no puede leer por la mañana que tiene que gastar luz a estas horas?...

...
Todas las noches durante las vacaciones escolares se repetía la misma escena, palabra por palabra, como si leyesen un guión o no recordasen que ya lo habían representado exactamente igual la noche anterior.
Entonces ella apagaba la luz, solo tenía que esperar un momento hasta oír a su abuelo aparcar el mal humor y volver a dormir.
Eso era mejor que intentar hacerle entender. Cómo explicarle que no era lo mismo, que la noche despertaba los sentidos, la sacaba de allí, daba la intimidad necesaria para crear y recrear lo que las palabras narraban y la imaginación añadía. Que solo de noche podía notar el aire en su cara, ver el otoño venciendo las hojas de los árboles, oler la humedad de la lluvia que se acerca y sentir la presencia de Neil Perry mas allá de las letras. Esa absurda manía suya de enamorase de los personajes, de incluirse en la historia y participar activamente haciendo trizas la original solo podía ser “real” de noche.
Solo había que esperar un poco manteniendo, no sin dificultad, el brazo con el libro en alto en aquel colchón de lana que, aparte de destrozar la espalda, engullía. Obligaba a mantener la postura durante toda la noche, o tirar de piolet y crampones para escalar y dejarse caer en otra posición que habría que mantener las horas siguientes.
Esperaba paciente mientras tanteaba la bolsa de agua caliente antes de colocar definitivamente la pierna encima, asegurando así  que no se quemaría la piel si el sueño la vencía.
Solo faltaba que callaran y se durmiesen para que todo fuese perfecto.
Pero tenía que buscar una solución que evitase interrupciones, quizás una linterna de petaca, sí, una de esas de pila cuadrada cuyos polos se chupaban sintiendo una ligera descarga tan desagradable como inevitable. Seguro que había alguna por la casa, mañana la buscaría, así solo tendría que encontrar la postura para mantenerla firme en aquel colchón ingrato.

Dejó caer el libro y apoyo confiada la pierna en la bolsa, mañana la buscaría y no habría interrupciones, por hoy tenía suficiente.

jueves, 16 de mayo de 2013

Increíble pero falso

La película que da título a este post me la encontré no hace mucho, por casualidad, a esas horas a las que sabes que como mucho la verás empezar, confiando en que la serieB de las realmente malas  haya ganado en la elección para que no haya dudas y el sueño mande.
El comienzo es genial y ''mierrrrrda'' lo que pensé, la noche prometía escasa de sueño y así fue.
En formato muy British y un humor similar, que va tornando a ñoño según se va desarrollando la historia, esta película americana nos muestra un mundo donde la mentira no existe ni como concepto. Una sociedad donde la verdad es llevada al extremo siendo inevitable decirla aun cuando no lo requiere la situación. Muestra un mundo frío, cruel y de algún modo deshumanizado.
El protagonista de la historia, que va viendo cómo su vida se va desmoronando, sufre una especie de cortocircuito cerebral y descubre la capacidad de no decir la verdad,lo que hará de él un hombre de éxito e igualmente le acarreará bastantes problemas. La idea es muy buena aunque el desarrollo flojo y poco aprovechado, ya que dispersa con ciertas críticas sociales que no acaban de cerrar y finaliza casi como una comedia romántica algo predecible.
Me viene a la cabeza hoy que ha surgido conversación sobre la mentira. Yo, que soy tremendamente sincera cuando me preguntan, por otro lado considero que muchas veces la verdad se sobrevalora. Esa coletilla de: pero al menos es sincero, no engaña a nadie...bueno, vale, bien...mmmm....que digo yo que si el asesino en serie es sincero y lo reconoce sigue siendo un capullo, no???
Eso por no hablar del que decide soltar verdades a troche moche cuando la información no es requerida o incluso resulta excesiva: ''te has echado unos kilos'', ''te estás quedando calvo'' ...mmm...vaya ahora me siento mucho mejor, donde va a parar. Un poco de orden señores que no hay necesidad.
No pido mentiras con esto, pero creo que a estas alturas no me parece tan malo ocultar información o evitar verdades innecesarias que solo incomodan o duelen sin aportar nada positivo.

domingo, 12 de mayo de 2013

Life for life's sake

Miradas fugaces imposibles de fijar por mas de unos segundos, sonrisa nerviosa, tensión que se concentra de tal modo que casi puede tocarse.
Carreras, tropiezos, ropa, colorete a granel, nunca hay suficiente colorete. Me ayudas? , alguien ha visto...? Tenéis un...? Me puedes poner...? Como estoy? Allá vamos!! Mucha mierda!!!
Entonces llega el momento, ese momento en que imprimes un extra de tensión a tus piernas para que dejen de temblar y sigan sosteniéndote, oyes circular la sangre a mas velocidad de la permitida y rezas porque el nudo que se ha instalado en el estómago no te haga vomitar.
La luz de los focos directa a los ojos y los oídos concentrados en los bafles. Comienza la música, durante escasos 3 minutos pierdes la conciencia del entorno. Solo existen los pocos metros cuadrados que recorrerán tus pies, las sombras reconocidas que de algún modo sirven de referencia y te dan cierta relativa confianza y la sensación de ir quemando etapas sin casi pensar en nada mas allá que mantener una gran sonrisa.
Entonces para la música, se abren los oídos, respiras con dificultad, y sientes como toda la tensión acumulada ha sido expulsada de un modo convulso, de golpe, en unos segundos, como un orgasmo contenido intencionadamente durante demasiado tiempo. Es en ese momento cuando te das cuenta de que quieres más y que todo el esfuerzo extra mereció la pena.
Ha sido una semana rara, intensa, resolutiva y me atrevería a decir que positiva, no se me ocurre mejor colofón que compartir este momento con estas chicas, que se esfuerzan y cumplen por el mero hecho de disfrutar y compartir, fun for fun's sake.
Porque al final, la mayoría de las cosas tienen la importancia que les queramos dar para bien o para mal, yo me quedo con lo primero.

jueves, 9 de mayo de 2013

De bichos y absurdos

¿Dígame?
.....
¿Perdón? ¿De dónde dice que llama?
....
Ah! Mmmm, creo que no, gracias.
....
¿Cómo? No, de verdad, muchas gracias, no estoy interesada.
.....
Sí, sí, estoy segura de que no quiero una colección de bichos palo recién llegados de Costa Rica...mmm...¿no están un poco lejos de casa?
....
Ya, ya imagino, una gran oportunidad, seguro...mmm... pero no, sigue sin convencerme la idea.
....
Monísimos y estoy segura de que sí, les encantaría a mis hijos, si los tuviese, claro.
....
!!!¿¿De veras??!!!
....
No, lo cierto es que no cambia nada, mi entusiasmo en realidad es fingido, lamento haberle confundido.
....
No, no me burlaba de usted, intentaba darle un poco de ritmo a la conversación, empezaba a notar que decaía y percibía cierta decepción en su voz.
....
Disculpeme, no quería desanimarle con tanta negativa, pero sigo sin quererlos, igual debería llamar a otra persona.
....
¡¡¡En absoluto!!! No es usted, que lo hace genial, en realidad soy yo, no me siento preparada para cuidar de seres vivos, además los bichos me dan repelús.
....
Sí,  ya, parecen palos, pero son bichos..., en realidad tampoco estaría interesada en palos
....
¿Cuánto? Desde luego, una ganga, pero...
....
Hombre visto así, claro, claro...mmm, ya veo.
....
No, lo lamento de verdad, pero no me veo compartiendo espacio con una familia de.. ¿cómo los llamó? fásmidos,¿no?...¿oiga? ¿Sigue ahí? ¿Le ocurre algo?
....
Oh venga, no se ponga así, ha hecho un trabajo excelente, se lo aseguro...
.....
.....
.....
-Hola!
-Hola! ¿Están tus hijos por aquí?
-Si, con papá en la terraza, ¿qué llevas en esa caja??
-No preguntes

lunes, 6 de mayo de 2013

Porque no tenemos otra vida en la mochila

    En ocasiones me cuesta horrores tomar decisiones. Afortunadamente no me ocurre en el ámbito laboral, donde puedo reconocer cierta agilidad , a veces incluso exceso de osadía o inconsciencia que igual algún día me cuesta un disgusto, pero que por otra parte, me produce cierto regustillo.
  Sin embargo en mi vida privada, ya sea porque ninguna de las opciones me convence, o porque las consecuencias me resulten desagradables, doy muchas vueltas antes de resolver lo que, en muchas ocasiones, casi desde el principio, percibo que se resolverá de una determinada manera.
   Ni mi espíritu hedonista ni la inmadurez peliculera que me aflora para estas cosas con contundencia ayudan en este sentido. Así invierto mucho tiempo, demasiado, en sostener situaciones que mi mente sabe que debo desechar hasta anclarme de un modo absurdo y generar, igual por el tiempo invertido, por cabezonería o a saber , cierta sensación de que debe salir bien sin atender a razones: tripas mandan.
   Hace tiempo, hablando con una amiga de las que te dejan rumiando ideas lanzadas entre chorradas, en ese escaso margen de seriedad que la permitimos nos dijo: hay gente que vive como si tuviese otra vida en la mochila”.
   No sé si fue ahí pero desde luego algo tuvo que ver, son esos momentos de revelación, de “¡ coño!”, apertura de ojos y cara de bobalicona, “¡claro!”. Así, en mi empeño de resolver cositas que, de algún modo, me metían el dedo en el ojo, de a poquito y sin grandes pretensiones, conseguí cambiar cosas importantes en mi vida. Sin embargo me dejé cosas para septiembre, esas cosas que cuestan más. Cuando las encaré puse fecha, por eso de que el cerebro no entiende de “algún día...” o "a ver sissss…”.
 Traspasada la fecha de alguna, meditado, sentido y sobre todo analizado más con cabeza que con víscera, aunque me jode, cumplo, y lo hago poniendo distancia ya que la altura no me funciona y es que, aunque a veces me cueste verlo, sé y procuro no olvidar, que no tengo más vidas en la mochila.

sábado, 4 de mayo de 2013

Reality bites

   Últimamente he de reconocer cierta pereza social-cibernética. No es que haya dejado de gustarme la comunicación a través de estos medios, que siguen fascinándome, todo con medida claro,  creo que han hecho mucho bien para mantener contactos que de otro modo hubiesen terminado siendo un “qué habrá sido de….?” Y desde luego, en un mundo en el que nunca sabes dónde acabarán tus pies, se hace menos dura la distancia si ponemos  la tecnología a nuestro servicio.
   Yo soy más de piel y no suelo hacer pereza para ver y poder tocar a aquellas personas que forman parte de mi vida de un modo más activo, es una necesidad, así me cruzo Madrid, y cuando puedo España e incluso Europa para visitar, o al menos tomar un café con la sinceridad, calidez y  amabilidad que dan unos ojos, un gesto o una caricia.
  Esta pereza social, ojo que no cibernética en sí, se ha visto incrementada desde que he descubierto que el 80 % de los, llamemos “estados” que veo publicados son: frases célebres, párrafos de libros de autoayuda, consignas políticas, fotos terribles que te colocan en una posición deleznable si no das a “me gusta”
(paradójico), el último  anuncio de a saber qué, que han decidido que te gusta muchísimo… en fin, igual soy rara pero no me divierte como solía hacerlo, tengo la impresión de que se ha perdido en frescura y cada vez encuentro menos chicha de fabricación casera, que igual no tenía frases tan impactantes, pero sí me parecían más reales.
  Me siguen gustando las fotos, música, noticias, algún chistecillo o vídeo cachondo, pero echo de menos cuando se ponían trocitos de realidad que te permitía saber de la gente más allá de lo que es correcto o no contar, de lo que nos hace aceptables o incluso geniales a los ojos de los demás. Hoy he visto la foto de un conocido facebookiano y he de reconocer que me ha sacado una sonrisa, era de París, con el comentario, "de aquí nos trajimos a M.." (su hija de pocos meses). No me considero especialmente curiosa y claro, ya sabía que los niños vienen de París :), pero me ha encantado, tenía esa frescura que tanto echo de menos últimamente...