Los mas leídos...cada uno sus motivos

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Descubriendo...

El año pasado decidí que no iba a hacer balance de los años que fuesen pasando, ya fuese en mi calendario personal o en los que marca el reloj de Sol a ritmo de uvas. Pero a quién quiero engañar…, aun pensando que no lo hacía, en mi mente se escurrían ideas y datos que procuraba esquivar y desechar siendo más forzado no hacerlo que sucumbir a dar una nota, adjetivo o palabra al periodo cerrado.
 Así, hace solo unos minutos, cuando volvía del interminable aperitivo nocheviejero, con todas las tareas a realizar estresando mi cerebro, y que aun me aguardan; esa parte de la cena que para desgracia de mis acompañantes me tocó, vestirme con algo bonito porque hay que celebrar todo lo celebrable y pintarme el ojo porque es algo que siempre me gustó, me asalto la palabra que mejor define este año.
Año en el que, para mi fortuna, tanto he descubierto. Tan simple y tan complejo. Sí, he descubierto, en todos los sentidos,  gente que ha entrado y salido, lugares que me han maravillado, actividades nuevas que me enriquecen, gustos, disgustos, sueños, música… 
No puedo escribir sobre todos, y no quería cerrar el año sin dejar algo, a pesar de la escasa imaginación que me ronda últimamente, así dejo uno de mis descubrimientos en forma de música poco navideña.


Feliz 2015, la niña bonita…


jueves, 20 de noviembre de 2014

Romanticismo a medida por favor

Hace unos días tuve una conversación curiosa. Estaba  charlando con un tipo interesante que no conozco demasiado. Uno de esos amigos de amigos de amigos que no sabes muy bien de dónde salen pero que por algún motivo, cada vez que coincides, se convierte en esa cara amiga con la que siempre acabas convergiendo y hablando a pesar de la aparente falta de confianza. En esta ocasión había otra persona a la que no conocía, y que nos contaba lo romántico fue ese momento en que su pareja fue a buscarla con aquel precioso ramo de rosas rojas por San Valentín.
- “¿Te gustan las rosas?” pregunté
 -“Claro”- me dijo- “a todo el mundo le gustan”
- “ Claro...y...¿Es tu flor favorita?”
-“No, pero son bonitas y es romántico.... ¿Tú no eres muy romántica, no?- "Plassss" así lo lanzó directa, certera y sin ninguna compasión.
A partir de ahí infructuosamente me empeñé en hacerla ver que no era así, simplemente teníamos conceptos de romanticismo distintos pero no por ello el mío menos romántico. Mi cara amiga aprobaba mi discurso y me miraba de reojo para que desistiese con ella, que había decidido ya que yo era una mujer extraña e incluso, por su actitud, podría decir que poco femenina.
No le presté atención y, a pesar de su sabia mirada, me expliqué algo que no suelo hacer...demasiadas cervezas supongo. 
Así le conté lo poco que me emocionan mil rosas, comparado con el temblar de mis las piernas si lo veo  aparecer con una simple margarita un día cualquiera, solo porque sabe que esa es mi flor favorita.  Que de buena gana sustituyo una noche en el Ritz the París por ese Riad de Marrackech donde besarnos sin fin cada vez que la oración nos despierte en la noche. Que la banda sonora de mi momento romántico nunca sea el socorrido “When a man loves a woman” , porque sepa que muero por hacer el amor con él escuchando bajito  la trompeta y la voz de  Chet Baker. Que adoré aquel momento, ya lejano pero siempre en mi recuerdo, en que me venía a buscar al aeropuerto con un montón de regalices rojos porque supo pronto que me gustaban de un modo infantil, inevitable... que sabía de memoria y le divertía el modo en que lo separaba tira por tira como si fuese un ritual para ir mordisqueándole poco a poco y dedicarle un tiempo excesivo. Qué recuerdo con especial ternura el día de cumpleaños en que me regalaron el sonido del mar en un mensaje sonoro de móvil, acompañando  una  foto del lugar y lamentando no poder enviar su olor... Iba a seguir pero por su mirada entendí que no había mucho que hacer, si no incluía una joya, arrodillamiento, bombones o algún elemento ostentosamente romántico de menú del día.


Ahí decidí parar, los momentos y lugares mágicos los dejé para mi. Ni me tomé la molestia de explicar, que igual como consecuencia de un ego desmedido, me gusta sentir que buscan, y buscar, aquellas cosas que sorprendan, que te diferencian, y que pueden sacar una sonrisa, dejar sin palabras, hacer suspirar o emocionar de un modo personal y único... aunque eso me convierta, a según qué ojos, en poco romántica o escasamente femenina.




jueves, 9 de octubre de 2014

La tienda de las cosas "inempezadas" e inconclusas


Solo tenía 6 años cuando me llevaron por primera vez, lo recuerdo bien. Estaba en aquel callejón por el que pasaba cada mañana cuando, durante las vacaciones de verano, iba a la vaquería donde trabajaba mi abuelo. Creo que lo que más me sorprendió fue que era el único espacio del callejón donde el olor a estiércol desaparecía tras cruzar la entrada.  
Recordaba el cartel de la puerta “PAS S LLAM”, nunca entendí lo que significaba y decidí no preguntar por miedo a reproducir el manotazo que mi madre me propinó cuando aporreé, por primera y última vez, la aldaba.  Desde ese día me limitaba a empujar el portón de madera maciza que resistía impecable el rigor de los inviernos abulenses.
Allí había de todo, libros sin letras, botellas de vino cerradas con copas vacías, semillas milenarias, paquetes de tabaco precintados, bloques de mármol con cinceles apoyados y carteles indicando los nombres de los trabajos sin esculpir, cuadros sin trazos,  maderos sin tallar o troncos semitallados con telas de tapizar encima, cuadernos con títulos ilegibles, fotografías oscuras que casi no permitían ver a los personajes que en ellas sonreían, o que no llegaban a hacerlo... 
Mi madre me hacía sentar en un taburete rasposo de dos patas que se balanceaba al ritmo de mis piernas, y que llevaba al límite aun a riesgo de caerme por esa inevitable atracción hacia lo posible. Ella entraba en el cuarto donde que una densa cortina tras la puerta impedía que viese lo que había al otro lado. Yo aguardaba con los ojos fijos en el misterioso vano, esperando impaciente ver el rostro de mi madre sonreír. Cada vez que iba aparecía con un gesto distinto y me hacía correr. Recuerdo aquel día que salió riendo, -“nos vamos”-me dijo exultante, días más tarde nos mudábamos a la otra punta de la ciudad. La vez que más lloró estuvo 3 días seguidos sin poner un dedo en la máquina de coser, miraba la tela de seda con desprecio y el cuarto nos comunicaban que la abuela había muerto.
No entendí que relación podría haber y durante años ni siquiera lo cuestioné. Cuando por fin pregunté que había dentro su respuesta fue simple, -“todo lo inempezado e inacabado”-, no entendí a qué se refería, pero solo me asaltó una curiosidad más "madre...¿se pueden cambiar las cosas cuando vas?"- “claro”, me dijo, -“excepto las leyes naturales, siempre que estés a tiempo y tengas el valor necesario para hacerlo...”- nunca me contó mas...y nunca mas pregunté... 
No había vuelto a aquel sitio en años y ahora que estaba aquí no podía evitar adentrarme en el callejón. La vaquería se había convertido en un bar cuya modernidad resultaba casi insultante para el rotundo corte medieval de la ciudad. Pasee la mirada por cada uno de los edificios tan distintos, siendo los mismos, que hacían pensar que me había confundido. Ya empezaba a dudar cuando mis ojos se clavaron de nuevo en madera, aldabón y carteles ilegibles. Habían pasado tantos años que me costó entender que siguiese allí y no tenía claro que hubiese alguien dentro.
Estuve tentada de hacer sonar la aldaba cuando sentí un pellizco en la memoria de mi mano, haciéndome cambiar la intención y abrir directamente como, por fin entendí, indicaba el cartel. Todo seguía igual, dudé que alguna vez se hubiese vendido algo. Seguí paseando por los pasillos que tan altos me parecían antaño y vi el taburete donde me balanceaba en el mismo lugar que siempre. Entonces pensé en la puerta, allí seguía, entreabierta y con el mismo telón plomado para evitar miradas indiscretas. Me acerqué y crucé el umbral, como si una fuerza extraña me fuese empujando. Entonces lo vi, era un álbum de fotos con las iniciales de mi nombre en la portada. Lo abrí y descubrí todos aquellos momentos de mi vida que no reconocía: recibiendo la medalla de alguna competición a la que no fui;  de la mano del chico con el que tanta vergüenza me daba hablar en el instituto; tomando ese café que no pude volver a tomar con ella ; besando a Mark; en el observatorio de La Palma; en mi piso de Barcelona;  haciendo la oposición a la que no me presenté; aceptando aquel trabajo en Ámsterdam...había tantas que empecé a pasar las hojas con angustia, sin siquiera ver la escena, pero sintiendo como se instalaban en mi sentir y, de algún modo, en mi recuerdo.
Empecé a zarandearlo hasta que de un modo brusco paró, quedando abierto  en una foto donde podía reconocerme, era actual y sonreía. En la parte inferior una leyenda indicaba: “inempezada...acabada”. Al otro lado de la fotografía podía distinguir su figura, era él, sentado al piano preparado para tocar y mirándome... Hacía cinco días que no tenía noticias suyas. No entendía cómo había ocurrido. Quizás nos habíamos precipitado, como adolescentes decidimos restar fases, por necesidad, por ganas o por una incontrolable prisa, nos saltamos el comienzo y sin mas se precipitó el final.  En ese momento el álbum se cerró y la misma fuerza que me había adentrado me dirigía sin pausa hacia la salida.
Una vez fuera rememoré las palabras de mi madre "...si tienes el valor necesario para hacerlo"..., seguí caminando mientras cogía el móvil y escribía: “hola, ¿sigue en pie ese paseo...?”
Miré hacia atrás, la  puerta de madera era ahora de forja, con un cartel donde se podía leer claramente: "finca privada, por favor cierren después de entrar". 
Noté que el móvil vibraba, sonreí y me dirigí al coche con el valor necesario y escasa intención de volver a entrar.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Mamá me pongo a trabajar porque si me apetece un cuerno de chocolate, me lo compro (Reposición para ella)

Así de básica y contundente, tras años de esperar ocasiones especiales y visitas para abrir el surtido de galletas de chocolate, cuya visión ejercía de campanilla pavloviana para los cuatro niños y no tan niños que esperaban ansiosos, salivando, el momento de ver desprecintar aquel tesoro.
Eran tiempos difíciles y aquellos muchachos y no tan muchachos, aunque no podían evitar el ramalazo infantil de querer lo que se desea al margen de toda razón,eran conscientes de que había que callar y arrimar el hombro.
Aprendieron pronto, demasiado pronto, que el serrín es terrible cuando entra por la nariz, pero que rellena muñecas de trapo que sonríen aun cuando se les está clavando una aguja.
Después fueron las pinzas, esas endemoniadas que despellejaban los dedos y los llenaban de padrastros, contar, unir, colocar para introducir los muelles en aquellas bases de metal macizo con piezas soldadas, que nada tenían que ver la una con la otra, y que seguramente habían sido ideadas y construidas por algún pseudo-ingeniero frustrado y sin recursos cuya genialidad era despreciada por una sociedad incapaz de dar cabida a su 'arte'... Eran miles, y no se podía bajar a jugar hasta que se acabaran, eran tiempos difíciles y todos lo sabían, así que no dudaban en decir a sus amigos que bajarían más tarde mientras miraban mordiéndose el labio inferior, como sus amigos se iban con el balón bajo el brazo.
Así de básica y contundente fue esa muchacha que tuvo muy claro lo que había y lo que debía hacer. Tan morena que podría pasar por india, lista y con notas estupendas en los primeros años de instituto que mantuvo hasta el final de la carrera. Sabía que tenía que salir de la cadena de montaje casera y buscar fuera la mejor manera de hacer aquellas cosas que deseaba. Eran tiempos difíciles y esta niña no tan niña abría las puertas de lo posible, que todos, poco a poco fueron atravesando con mejor que peor suerte.
Años después, no hay reproches, resquemores, ni traumas solo recuerdos cargados de ternura, comprensión y nostalgia, eran tiempos difíciles y todos sabían lo que tocaba; años después distando mucho de ser niños aún recuerdan cuando se juntan y ríen levantando las cejas al comparar con sus hijos y sobrinos que, afortunadamente, nunca sabrán lo mucho que pica el serrín en los ojos 


Reposición para la mejor hermana posible, aunque no sepa de este espacio, porta el mismo cariño... Feliz cumpleaños!

lunes, 15 de septiembre de 2014

Cuarto 15 de septiembre...

Cuando llegan estas fechas, inevitablemente, me vuelvo taciturna, sobrellevo retorcimiento visceral reconocible, callo de más y me repliego discretamente, para no dar lugar a las preguntas que subsano y evito responder usando el socorrido "será el síndrome post-vacacional" que acompaño con una sonrisa tranquilizadora, y que tan bien me ha venido estos últimos 4 años... en realidad 3, el primero nadie preguntó.
Han pasado ya 4 años. 4 años de sensaciones que han ido mutando y condicionando mi forma de ver el mundo. Es curioso como en nuestra vida casi todo evoluciona hacia estadios que nos sorprenderían, del mismo modo que ocurre con las relaciones personales.
Recuerdo con ternura la nuestra. En principio, claro, basada en el amor por su parte y la necesidad mas básica y absoluta por la mía. Poco a poco pasaría a ser lo mas importante de mi vida, mi guía, mi punto de referencia, justo antes de que yo entrase en esa extraña y beligerante edad que la convirtió en mi mayor enemiga. Qué edad tan fascinante, tonta y afortunadamente pasajera. 
Mi primer momento de madurez nos llevó a la complicidad, a una visión más humana y real de su persona, sin endiosamientos ni odios, fue en ese momento en el que descubrí a la Mujer, al margen de parentescos. Conocí la vida de alguien a quien había mirado siempre como si no supiese, ni remotamente, lo que significaba vivir para sí misma de un modo pleno..., qué afortunadamente equivocada estaba.
Pocos años después cuando menos la necesitaba y mas cerca la quería, se dio ese periodo maravilloso, que duró lo que la naturaleza, rotunda, decidió. Me miraba como una igual, con serenidad y cierto orgullo. Poco a poco dejaba de ser la persona poderosa y reguladora, mostrándome a alguien mas real, tierna y cargada de emociones de mujer similares a las que yo sentía. En ese momento descubrí una profunda admiración hacia la gran mujer que tenía delante de las narices y no había sido capaz de identificar durante tantos años. Era tan afortunada y estaba tan orgullosa que disfruté, lo que el tiempo me concedió, de aquella fascinante mujer que siempre mantuvo su base de nuestra relación en el más desinteresado amor.
Hoy vuelvo a sentir raro, a tragarme las ganas entender en qué consiste esto y procurar aceptar según qué cosas sin más, por mucho que me joda.
Hoy, como cada día, vuelvo a echarte tanto de menos, quizás un poquito mas por ser hoy.
Hoy se me permita estar un poco cabreada con el mundo, ya mañana paso a otro estadio, pero es que hoy me cuesta un poco ver el sol. 


jueves, 11 de septiembre de 2014

Volviendo a la jungla

Vaya, vaya, vaya… de nuevo vuelta a la rutina, a los atascos, a los espacios grises, las caras somnolientas y los resoplidos propios de septiembre que recuerdan aun fresquito días mejores, a calendarios con fotos de hojas que caen, horarios de tarde y comidas en tupper, a ojos que buscan inútilmente lo que allí es impensable mientras se preguntan quién demonios les habrá engañado para volver.
Vuelta a los papeles encima de la mesa, del teclado, del teléfono, de cualquier espacio libre, eso sí, sin una triste nota informando sobre la procedencia, el motivo o el personaje humano, o no, que haya tenido a bien dejarlo...,ya si eso adivinas...,mmmm...,puestos a adivinar les aseguro que los números del Euromillón están los primeros de mi lista, así igual me libro de estos seres invisibles y en un derroche de habilidades mágicas les hago desaparecer de mi vida.
Vuelta a los correos absurdos, repetitivos, con copias intencionadas, de esos que fruncen ceño, que levantan cejas y a mis favoritos: vuelta a los correos boomerang. Los que demuestran lo absurdo del desarrollo de muchos temas en empresas grandes, donde todo está tan fragmentado que, la imposibilidad de gestionar la comunicación, genera grietas maltapadas por los famosos: “pero eso..., eso no es de mi competencia”, “no es responsabilidad de este departamento”, “no me connnnnssssta” .... Qué grandes!!! Estas fórmulas tan propias son la base del correo boomerang.  Para muestra un botón: mi correo era  una consulta sencilla, clara y directa a un compañero, hace tiempo limité los correos enrevesados a los amigos y conocidos a los que añadir verborrea innecesaria y algún que otro chascarrillo. Apenas unas horas después y muchos despistados y bienintencionados en el camino, recibí el mismo correo, desde Holanda donde me preguntaban, en un inglés impecable, si podía ayudar con la consulta. Este correo encadenaba personajes que brillantemente remitían el tema a otros departamentos y países de manera que mi solicitud, muy viajada,  había retornado a mí porque algún lumbreras que decidió no leer la infumable ristra de blablablerío, no le culpo, pensó que yo era la persona adecuada para resolver mi problema. Eso o que se había tragado un libro de autoayuda  y lo quería aplicar mostrándome el camino,” toda solución parte de ti” sería un título apropiado en este caso.
Es común en estas empresas la figura del “Ente”, que nadie sabe muy bien quién es, pero que parece ser quien debería hacer las cosas que nadie sabe quién hace, el famoso, “alguien se encarga de…,””el que haga...”, temas que finalmente acaban, por algún extraño motivo en nuestro buzón.
Este  es también el único responsable de todo, eliminando así las responsabilidades de los que pudiesen ser más visibles. Ponen a prueba nihilismos y fuerzan a creer en seres especiales, aparentemente sin cuerpo, que mueven los hilos y son responsables de todas las medidas desagradables que se toman, la falta de recursos o de la pérdida total de acción en temas básicos que nos hacen a todos ir de c...cabeza. Alguien me hablo una vez de enanos verdes, bastante cabroncetes, que se metían en su televisor y hacían que fallase cada día, me da que estas empresas están infestadas y que se lo pasan pipa chinchando a todo el mundo y volviendo locos a los que intentamos sacar adelante aquello que nos dicen sin tener muy claro el fin.

Por lo demás, bien gracias, los madrugones y el café a medio terminar para salir corriendo me devuelven día a día a la realidad, de la que planeo huir el día menos pensado, hasta entonces lo tomaré con humor, algo bueno habrá, digo yo…
  



miércoles, 27 de agosto de 2014

Me regalo el sonido del mar

De nuevo, la magia de este viejo faro, o eso me gusta pensar, me regala el mas delicioso de los momentos en ese sitio y a esa hora tempranera en que la desnudez no siente la violencia de compañías.
Como cada año millones de diminutas partículas de agua en suspensión nos concedían a los pocos desconocidos que allí estábamos la exquisita soledad, esa que aisla los sentidos impidiendo ver lo mas cercano y dejando solo intuir el mar por el inconfundible sonido del romper de las olas a escasos pasos.
Fue en ese momento, en que ni el faro podía guiar cuando, confiando ciegamente en que no iba a fallarme un Atlántico en zona de corrientes que favorecieron antaño desastres bélicos, no pude resistir el deseo de invadirlo y adentrarme poseída por una inconsciente e irremediable atracción hacia un horizonte a prueba de Fe.
Ha sido ese momento maravilloso en el que mi cuerpo desnudo sentía sus corrientes mas o menos frías, olía humedad, saboreaba sal, escuchaba el romper de esas olas de las que me alejaba y que apenas veía cuando he sido consciente de lo increíble que es estar viva.



lunes, 21 de julio de 2014

¿Quién parará la lluvia?

-“¿Qué ha sido eso?”
-“No sé, algún petardo”-
No, eso no era un petardo, notaba como la tripa se me encogía por  momentos y la sangre disparaba mis movimientos llevándome casi al desmayo mientras corría hacia la ventana- “Algo ha ocurrido en el portalón”.- Un humo gris negruzco salía de aquel espacio donde lo chavales jugaban a la pelota y a las cartas para refugiarse de la lluvia estival.
Noté como se me paralizaban las articulaciones, el polvo se metía en mis ojos impidiendo que pudiese abrirlos y un grito ahogado se anudaba en mi garganta. Hay que sacarlos de allí, pensaba mientras mis piernas no obedecían a un cerebro que chillaba dejándome sorda que corriese. 
Oía los gritos desgarradores,  todo en la calle tornó en blanco y negro y yo seguía sin conseguir llegar al lugar, el llanto quebraba aún más mi garganta y la impotencia de no dominar las piernas  me estaba volviendo loca. -“Alguien ha dado a un botón y lo ha hecho explotar”- Pero ¿de qué hablaban? No entendía nada, solo quería gritar, correr y..., por favor, solo quería que llegar a aquel lugar que cada vez parecía más lejano…

En ese momento desperté, agitada, nerviosa, con un dolor extraño en la garganta y Los Ramones sonando descontrolados en mi móvil –“tengo que cambiar esta alarma”-pensé.  Todas las mañanas pensaba lo mismo. Seguía nerviosa, pero agradecida de que todo hubiese sido solo un sueño. Me levanté y fui como todos los días, escasamente despierta, a preparar el café y la ducha. Encendí la radio para escuchar como cada mañana el resumen de las noticias y entonces  lloré, “ esta noche ha tenido lugar la ofensiva más agresiva en Gaza causando numerosos muertos entre ellos decenas de niños…”,  “enormes dificultades para la recuperación de cuerpos tras el derribo del avión malasio en Ucrania… “

 ¿Qué nos está pasando? El ser humano siempre ha sido bélico pero nunca con una capacidad tan destructiva. Presumimos de haber evolucionado, de ser conscientes del valor de la vida y capaces de organizarnos para crear. Es terrible saber cuan reales son estos sueños, escenas que se repiten con una pasmosa normalidad en multitud de países aparte de los mentados como Siria, Sudan, Yemen, Irán, Mali, Somalia, Pakistán , Afganistán..., por mencionar solo algunos, y que actos salvajes: secuestros masivos de niñas, asesinatos indiscriminados, palizas por raza, sexo o condición sexual, bombardeos, tortura...,que tienen lugar a diario. Con la misma normalidad que ocurren, se cuentan y se interiorizan en otras partes del mundo y, para nuestra vergüenza, no pasa nada.

¿Cuándo hemos dejado de llorar por estas cosas? ¿Cuándo ha dejado de erizarnos el vello? ¿Cuándo hemos dejado de tener apego por las vidas del otro lado de la pantalla? Recuerdo la emoción que sentí cuando al final de Blade Runner entendí que un replicante tenía el apego y la fascinación por la vida que los propios humanos habían olvidado... qué triste sentir que, en realidad, no es algo tan imaginario...


Sensación verano

Hoy, por fin, un amigo me ha hecho visualizar verano.

Menos de un mes para volver ;)

A pesar de no terminar de encontrar el fin a la eterna primavera que se ha instalado en el país, para desgracia de terraceros y piscinistas, una foto en blanco y negro del  último verano, que debió rescatar del recuerdo cibernético de su estresado móvil, con el único mensaje de: "menos de un mes para volver ;)" ha agitado la necesidad y el ansia que solo la cercanía a algo deseado desata.

La jornada intensiva ayuda, aunque en más ocasiones de las deseadas se convierta en intensa. También alienta la hoja del calendario con un helado de cucurucho, y la insolente tez morena de los que regresan sonrientes, haciéndonos más conscientes del tono cetrino que portamos los que ansiamos dejar esta ciudad y dirigirnos a tierras amables que nos devuelvan la alegría y serenidad .

Así hoy, a pesar de que este año no llegaba a sentir verano, de que noto tan necesarias y merecidas como lejanas las vacaciones, he podido sentir la deliciosa calidez de un suave levante susurrando a mi oído que aquel faro aun me espera.


sábado, 28 de junio de 2014

It’s only rock and roll but I like it…. I really like it!!!

Por fin!!! Por fin conseguí resolver y vivir intensamente una de esas cosas que aún se me resistían. Por unos u otros motivos me perdí los últimos: una madre que pensaba que era demasiado joven para que mi hermano me llevase en el 90, un trabajo que dejé a un mes de la fecha cuando ya era demasiado tarde para conseguir entrada en 2003, algo que mi mente ha eliminado en 2007 y, por fin, por fin no hubo excusa en 2014. Después de casi 8 horas de pelea con la web y más  cerca del cielo de lo que hubiese deseado, haciendo casi honor al manido dicho sobre dónde se va de Madrid,  derrochando coraje y retando al vértigo pude tirar de flato tras casi dos horas de no parar de botar.


Ya fue genial desde el momento en que preferí pasear desde N.M y me hinché a saludar a todos los que me levantaban el brazo por compartir camisetas deslenguadas,  me sonreían como si nos conociésemos desde siempre y compartimos cervezas con la sola justificación de que allí estábamos para lo mismo, y  por extensión juntos y hasta revueltos.

Una vez dentro ya todo era magia, me faltaron algunas, pero claro, tantos años de buenos temas no pueden caber en 2 horas.  Es fascinante cómo alguien puede conseguir hincar de rodillas a todo un estadio con solo mover la ceja. Cómo no sucumbir, con semejante derroche de energía, al poder que ejercen los acordes y  serpenteo  espasmódico desde hace tantos años  reconocibles , a la magia que solo los grandes, como ellos, son capaces de crear en un espacio enorme donde hasta el más alejado se sentía parte de un pequeñísimo y privilegiado grupo.

He de reconocer que, el que la canción elegida por los seguidores fuese la tan genial que asumieron de Dylan, me pareció un tanto... mmm... raro,  me hubiese parecido más justo elegir una de ellos, que desde luego tienen suficientes méritos.


Muy,  pero que muy pleased to meet you SSMM, gracias por la emoción de larga duración que han impreso en no sé muy bien dónde de mí,  esa que hace que con solo cerrar los ojos se me erice el vello y gracias por hacer que los enamorados del rock más clásico hayamos sacado nuestro fan adolescente a pasear.

jueves, 19 de junio de 2014

Be yourself, everyone else is already taken (Oscar Wilde)

Echaba de menos, mea culpa, las conversaciones cerveceras con mis frikiñeras, y los últimos días de ensayo sin tregua me han servido para recuperar el tiempo perdido a ritmo de cañas bien tiradas.
Hoy me ha vuelto a la cabeza, tras pasar un rato con mis sobrinos, la que surgió aquel viernes que se nos calentó el pico y tomamos una que ya sobraba gracias a la exaltación de la amistad tan propia de estos momentos.
La conversación trataba de la capacidad de los demás de provocarnos reacciones. No contemplábamos algo puntual sino algo estructural. Así fuimos definiendo quien sacaba qué.
Pude identificar quien sacó lo peor de mí, quién me descubrió que podía ser alguien que no me gustaba, quien conseguía mi parte más divertida, o la más sexy, la más seria y, cómo no, quién consiguió mi mejor versión, aquella que quisiera redescubrir una y otra vez, incluso mejor de lo que hubiese imaginado y deseado ser.
Llegadas a este punto nos surgía la duda, ¿era algo propio, pudiendo contener en una misma lo mejor y lo peor que pudiésemos desear o aborrecer, o por el contrario eramos el reflejo de lo que otros imprimen en nosotros? ...Tricky....


¿Hasta qué punto el famoso “se tú mismo” es algo posible? ¿Existe realmente el “tumismo” o es una amalgama de influencias de otros? Si es así, ¿no sería solo posible encontrarnos en los demás?... De ahí  pasamos a la tendencia a alejarnos de quienes hacen que nos veamos como alguien que nos desagrada y viceversa; y a cuestionar si ese huir o acercarse era el camino adecuado...

No llegamos a un acuerdo, o eso creo recordar...en cualquier caso tampoco teníamos  la certeza de hablar por nosotras mismas o que fuesen otros...mmm...demasiadas cervezas, me temo...

viernes, 23 de mayo de 2014

Quien me ha robado el mes de...

Más bien los meses, que ya llevo unos cuantos...mmm... demasiados, de esos que no recuerdo o reconozco. Así llegada a estas alturas del año sigo fechado con 2013 en más ocasiones de las justificables, restándole espacio al que por derecho debería ocupar su lugar.
Como últimamente estoy de buen humor, estoicamente asumo mi taza y media, comprobando que hasta podría gustarme este ritmo frenético, que no me preocuparía si no fuese porque la semana pasada dí los buenos días a mi reflejo, que automáticamente me cayó genial y me confesó que igual debería bajar un poco el ritmo o corría el riesgo de olvidarse de mí.
No es una excusa por haber abandonado temporalmente el ritmo por estos lugares, o igual sí, en cualquier caso dejemos que lo compensen esas temporadas en las que estaba tan pesada, y las que previsiblemente vendrán…o no…ya veremos.
Me propongo eso sí, sacar tiempo para soñar, no vayamos a perder las buenas costumbres

Feliz fin de semana y no se olviden de soñar...



lunes, 21 de abril de 2014

Άγια Σοφία

Hacía mucho calor, tanto que después de hacer el amor no habíamos dormido ni dos horas cuando note su mirada en mi cara.
Abrí los ojos y miré los suyos, tan verde oscuro, o tan negros, o tan las dos cosas, con un brillo intenso y profundo que taladraba mi cerebro como si pudiese ver lo que pensaba.
"Mucho calor"- me dijo sonriendo. Asentí.
Hacía tanto calor..., tan húmedo que costaba respirar y tan sofocante que cualquier movimiento suponía un esfuerzo sobrehumano. 
Se levantó extendiéndome la mano. Me llevó hacia el salón, junto a la ventana de lo que debió ser años atrás una terraza, desnudos, en silencio para evitar despertar a su primo que dormía en la habitación contigua, con la puerta abierta esperando inútilmente sentir alguna corriente. 
"¿Te gusta?"- me susurró al oído mientras señalaba con el dedo la fantástica vista. -"este es el motivo por el que elegí esta casa".
La visión era tan hermosa e hipnótica que resultaba imposible retirar los ojos de los cuatro minaretes y la magnífica cúpula de la que fue, sin duda, reina de construcciones, símbolo de imperios que se consagraban adaptando sus paredes y manteniendo en capas siglos de arte e historia que aun hoy bullen en sus muros, columnas y escaleras. La iluminación de la noche la hacía aún más fascinante y mágica, impidiendo que mirase a su compañera, más admirada por muchos y carente de importancia para mí al lado de su divina sabiduría. 
Podía notar cómo su aliento en mi espalda me cortaba la respiración. Adoraba su aroma mezclado con sudor y el humo de toda una tarde fumando en Çorlulu Ali Paşa Medresesien, donde me enamoró mientras narraba con calma la importancia que, el día de mi cumpleaños, tenía para su pueblo. Sentí cómo todo mi vello se erizaba al contacto de su barba cuando me besaba el hombro, como si una corriente fresca hubiese entrado por la ventana acariciando junto con sus manos mi cuerpo.
Esa noche hicimos el amor como si no hubiese nada que perder, como si tantos siglos de historia y luchas de poder nos hubiesen poseído en la capital de una Europa aun inexistente, que solo pudiese conquistarse tras invadir nuestras pieles.
A la mañana siguiente salí sin hacer ruido, sin mirar atrás, sabiéndome observada por sus ojos kurdos que seguían mi espalda desde la terraza donde nos habíamos amado, esa terraza a la que nunca volvería y que tantas veces rememoraría en el calor de la noche madrileña.

sábado, 5 de abril de 2014

De lo bueno...

Desde hace semanas, quizás desde aquel bonito día que finalicé con el gran Cézanne, maravilloso a pesar de la escasez de la muestra que la baronesa tuvo a bien ofrecer, tengo la impresión de poder volar. 
Colores y texturas
Un día que disfruté, acompañada de mi morena preferida, recorriendo las telas de Atocha: sedas, gasas, muselinas, brocados, satenes... sin otra intención que, que la única heredera de los dedos Castro honrase su memoria para beneficio de mi torpeza, que solo puede aportar en la elección adecuada de tejidos gracias al tacto, no tanto heredado como a la fuerza adquirido, tras años pintorrejeando retales con el trozo de tiza rosa que me dejaba para jugar a imitar sus patrones, por supuesto sin ningún éxito. 
Sí, creo que es desde ese día en que la primavera daba un puntapié al invierno y yo sentía como se liberaban sensaciones y sentires,  como si esperase miuras a  porta gayola y sin larga cambiada dejando que me arrollasen deliciosamente.
Me gusta pensar que fue ese día en que retome entente cordiale  abriendo mis ventanas al polen a cambio de energía y horas de luz, cuando comencé a sentir que la vida decidía ser especialmente generosa conmigo y que, dure lo que dure, concedía crédito a mis deseos de un modo sorprendente.
Hoy, lamentablemente, soy conocedora de una terrible noticia que afecta a alguien a quien conozco y que me muestra de nuevo en qué consiste esto. 
Hoy, día raro,  vuelvo a descubrir lo efímero y caprichoso de lo bueno y de lo malo, y  por eso hoy, mas sensible al cambio decido, para tensura de supersticiosos que auguran malos farios ante el reconocimiento, hablar bien alto de mi buen momento, desafiando suertes, no se si por la arrogancia de quien se cree tocada por la fortuna o para no olvidar y tener reservas de tiempos buenos cuando los malos vuelvan a cruzarse en mi vida. 
Como dice el gran tema que me acompaña: "quién iba a decir que sin carbón no hay reyes magos"

miércoles, 19 de marzo de 2014

Efecto Flanders

Ante la inminencia de mi cumpleaños y, quizás por llegar a los treinta y todos, alguien a quien quiero  y por eso no tomo a mal, decidió que sería conveniente regalarme un cupón de esos que tanto proliferan últimamente. Consistía en un tratamiento facial de limpieza, cremerío, masaje y no se cuántos pasos más. Preferí no preguntar qué insinuaba, para qué llevarme disgustos, y opté por ir a ver que me ofrecían, tras un día feucho en el trabajo me vendría bien un poco de relajo.
Nada más llegar no pude evitar constatar lo que llevo años notando que ocurre en peluquerías o centros de estética. Se trata de un continuo diminutivizar del que, a mi parecer, abusan los que trabajan en estos sitios: pelito, cremita, cejitas, arruguitas, granitos, grasita, uñitas, canitas, ito, ita... coño que parecen Flanders. 
Llegan a puntos en los que noto como se me tensa el cuello y se me escapa la risa: "te pongo mascarillita, lleva quetatinita"... mmmm, respiiiiira, mmmmm... Pero ¿no se dan cuenta de que hay palabras que no se pueden itar mas? 
Creo que me incomodan de un modo extraño porque me siento incapaz de corresponder. Igual minimizar el entorno me hace sentir más grande de lo que ya soy, y sinceramente no me seduce sentirme como la Alicia gigante en una habitación que se estrecha por momentos.
Sé que no debería prestar atención a estas nimiedades pero noto que, irremediablemente, cuando las escucho hablar tan dulce, tan reducido, me provoca una reacción orgánica en busca del ota, cremota, arrugota, queratinota...,saliendo ese exceso de testosterona que debo tener, y paradojizando sitios concebidos para potenciar la feminidad. 
No sé, igual debería ir más a menudo a ver si se me pega algo, o empezar las próximas entradas con un hola holita vecinitos... 


miércoles, 5 de marzo de 2014

¡Quiero mi caramelo!

Sentencia abriendo de par en par sus enormes ojos azules.
Yo miro la cuchara que tengo en la mano elevando cejas sin duples. Da un sorbo al café y vuelve a mirarme fijamente antes de continuar. 
"No pido nada que no me corresponda. En el colegio me enseñaron que si era obediente y aplicada sacaría buenas notas y tendría mi caramelo. En secundaria aprendí que si sacaba buena media podría estudiar y dedicarme a lo que quisiera. Llegué a la universidad y me prometieron que si aprovechaba los conocimientos que recibía y era lista tendría el trabajo que merecía. Cuando empecé a trabajar me contaron que siendo responsable y trabajando duro se reconocería mi valía..." 
Se detiene unos segundos para contener su reacción. 
"Sin embargo,a mis 48 años 2 carreras y 25 años trabajado tan duro que apenas veo a mi familia, me absorbe una crisis salvaje que ayuda a justificar el 20% de reducción en mi sueldo y más trabajo para cubrir el despido de mis compañeros, en una empresa que se sube al carro pero que dista mucho de sufrir crisis. ¿Dónde está mi caramelo?"
Vuelve a fusilarme en azul buscando una respuesta que le devuelva la esperanza en un mundo que la ha decepcionado de todas las formas posibles, pero no se qué decir. Me esfuerzo buscando palabras porque se que necesita encontrar motivos para volver a creer. Ella ha cumplido con su parte del trato y solo recibe excusas para justificar la estafa: que si hay que recortar el gasto, flexibilizar el empleo, que si los españoles cobran mucho, que hay que salvar bancos para potenciar esa economía que nos trajo donde estamos y confiar en aquellos que justifican fraudes a golpe de "y tu mas". ¡¡¡Y tú mas!!! Algo falla cuando lejos de probar inocencia de acusaciones tan serias nuestros políticos, del color que sean,  responden con un " ¡y tú mas!" Vaya, debería sentirme tranquila porque siempre habrá alguien más miserable más ladrón y más hipócrita que aquel al que se acusa... Curiosa manera de saldar cuentas...¡qué vergüenza! 
Sigo buscando algo, acude a mi porque  siempre he tenido una respuesta en positivo, lo necesita. Llegar a estas alturas con la sensación de decepción y fracaso absoluto tras tanto esfuerzo no es justo...pero nadie dijo que la vida fuera justa. Seguimos creyendo que "si somos buenos alcanzaremos el cielo", pero eso está por probar y la experiencia terrestre nos hace, a los ateos, menos crédulos, entendiendo que la sumisión que oculta no es mas que una brillante estrategia. Divago sin rumbo en mis pensamientos mientras busco algo que decir, "busca algo, busca..."
"¿En qué piensas?"- me funde en cobalto con gesto de preocupación.
"En que tienes razón, mereces tu caramelo..."



domingo, 23 de febrero de 2014

Golpe a golpe

Don Antonio, la intención era ponerlo ayer, pero soy despistada y si no hago las cosas cuando las pienso en ocasiones, como ayer, pasan de largo en mi mente y cuando vuelven es tarde.  Tarde, si, pero...¿importa? Yo creo que no maestro, pues solo pretendo dejar constancia de mi profunda admiración y respeto.


viernes, 21 de febrero de 2014

De casualidades y otras boludeces

-"¡Vaya!, ¿de 1975? ¡Yo también! ¡¡¡Qué casualidad!!!... ¿¿¿De marzo??? ¡¡¡Como yo, increíble!!! Solo queda que me digas que te gusta el cine, uuuffff eso...eso ya sería cósmico..."
-"...mmm...ejem...¿¿tu crees??"

Permitanme robar la idea de la película cuyo trozo incluyo, es que hoy he tenido una de estas escenas, y no he podido evitar soltar una risilla incomprendida, cuando lo que se esperaba de mi era ojiplatismo y aleteo manual acelerado, lo intenté después, pero temo que ya era tarde.
Lo cierto es que por algún motivo nos gusta encontrar puntos en común, fechas, gustos, actividades, rarezas que de algún modo nos vinculen con la persona que tenemos enfrente. Igual es un modo de sentir que no estamos tan solos, que somos aceptables o que existen conexiones casuales, casi mágicas, que han hecho que nos encontremos.
Debo admitir cierto relajo cuando, en según que casos, esto ocurre. Creo que con los años me he vuelto mas huraña y me hace sentir quizás menos raruna, o simplemente me da tema de conversación durante un rato con personas a quienes acabo de conocer. 
Cada uno con sus motivos si busca seguro que encuentra sus casualidades. Quizás nos asuste sentir que somos diferentes y buscamos como locos aquello que estandarice usos, costumbres e incluso gustos. No vaya a ser que no se nos acepte. Yo llegué a ver 3 programas de Gran Hermano para tener conversación con mis compañeros de trabajo, hasta ahí llegué, me aburrió a morir, tanto que decidí que, ¡qué demonios!, si soy rara asumo, como asumo que siempre preferí a Tom Jones antes que a Depeche y que me atrae mucho mas Gary Oldman que Brad Pitt, y encima no soy sagitario...es lo que hay...como penitencia prometo abrir mucho los ojos y agitar la mano con celeridad y a tiempo la próxima vez que me surja este tipo de escenas.




domingo, 9 de febrero de 2014

Se me disculpe la demora

Han pasado ya casi 2 meses, lo cierto es que me demoré mucho, no era la intención, pero en ocasiones me organizo raro.
Era un 19 de diciembre, Madrid estaba frío y la gripe acechaba en cada esquina, pero yo tenía el plan perfecto para aquella noche.
Llevé a mi hermana preferida, preferida por ser la única y preferida porque no podría imaginar ninguna mejor.
Al entrar busqué sin encontrar, desde luego era el sitio y casi la hora. La barra, pequeña, estaba llena y nos sentamos en una mesa de la esquina, sin molestar, mirando hacia donde estaba todo preparado y donde tantas tardes de gintonic arreglando el mundo malrecuerdo.

Durante unos instantes tuve la sensación de haberme colado en una fiesta privada en la que no conocía a nadie, solo me mantenía la certeza de que nadie hace tantos kilómetros para faltar a una cita.

Con la primera cerveza se abrió la puerta y entró, azorado por el retraso, pero no podía dejar pasar la oportunidad de captar las imágenes del evento, perfectamente comprensible para mi, que paso el día retratando momentos.
Cuando comenzó a hablarnos, suave, dulce... sentí que ese, desde luego, era el sitio donde debía estar, que tenía invitación y que no me sacarían a puntapiés los de seguridad. 

Las presentadores describieron de un modo hermoso lo que todos los que estábamos allí, de algún modo ya sabíamos.
Entonces nos habló de la comodidad de lo sólido, pero no del libro, nos habló del concepto, de su experiencia, de su necesidad de superarlo. En ese momento fue cuando, por un lado temí que dejase de prodigarse definitivamente en estos espacios, y por otro descubrí otra forma de admirarlo.
El evento fue emotivo,  tierno, donde los mas osados leyeron aquellas entradas por él elegidas, y que el resto reconocíamos con una sonrisa.
Me quedé sin foto Humberto, me quedé sin ella fruto de un compromiso fraternal, mojado con margaritas, previamente adquirido, ya lo siento.
Me demoré mucho, pero no se me ocurre mejor momento que una tarde lluviosa de domingo con noche de Goyas, ambientada con músicas más propias de vinilo y acompañada de café, quizás demasiado pero un día es un día.
Enhorabuena por este magnífico trabajo que nos hace disfrutar tanto, y que se ha convertido en parte de mi mesilla de noche, para leerlo desordenado, eso no puedo evitarlo, siempre que así se me antoja.
Gracias por el esfuerzo de entregárnoslo en persona.

viernes, 31 de enero de 2014

"Inusualizando"

No vayas a pensar que olvidé tu cumpleaños, es solo que decidí celebrarlo.
Decidí dar un paso más, y en este año que empecé distinto, con la idea quizás de distinguirlo en todo, elegí un buen momento, algo que me hiciese sentir bien y así cumplir con el que, seguro, sería el mejor regalo.
También con intención meditada, cambié mis palabras de fecha e incluí algo que sería del todo inusual, no para mi que le encuentro sentido y soy dada a estas cosas, pero me consta que nunca fue tu caso.
Resquebrajando costumbres entrego así mi felicitación y regalo, feliz, con la mayor de las satisfacciones y la absoluta certeza de haber acertado.




martes, 14 de enero de 2014

Motivos: Libros sin "pre-historias"

Hace pocos meses, días antes de su lamentable cierre y gracias al genial consejo de alguien a quien sigo por aquí, tuve la suerte de chusmear en las estanterías de una librería maravillosa de Barcelona. 
Barcelona, noviembre 2013
Era uno de esos sitios mágicos que hacen que disfrutes durante horas mirando y rebuscando en su desordenado “orden”, donde no existe lógica alfabética por autor o nombre, y donde la suerte de colocar los ojos en el lugar preciso y en el momento adecuado hace que encuentres aquello que sin buscarlo era exactamente lo que querías , y el no ponerlos te deja con la sensación de que tienes que volver, porque no hay duda de que está ahí, convirtiéndose en misión ineludible dar con él, como si del amante perfecto se tratase.
A escasas horas de volver a esta ciudad, esta vez con excusa laboral ampliada por mi inevitable necesidad, me asusta pensar lo que pueda encontrar en su lugar si a mis pasos les da por dirigirse hacia allí.
Barcelona, noviembre 2013
De mi visita salió un libro. ¿Los motivos?  Los motivos fueron que por alguna razón captó mis ojos, un ex-libris personalizado del que debía ser su anterior dueño, cuya vida me produjo en el acto una inevitable curiosidad, y una primera frase que lo mantuvo pegado a mi mano irremediablemente. No necesité más, tenía que comprarlo, y no entendí que unos días más tarde, un amigo se mofara de mis motivos llamándome, con cariño, raruna. Raruna…, vaya, menos mal que no le conté que me gusta olerlos. Es curioso, siempre pensé que todos teníamos motivos de esos que, como bien decía Pascal, la razón no entiende, y que se asumían como "pseudoracionales", ya que no en vano en demasiadas ocasiones son, al menos para mí, determinantes en la decisión. Sin embargo, como viene siendo más habitual de lo que me hubiese gustado, vuelvo a encontrar que, lo que considero común a la mayoría, no es más que una mera opinión entre, como diría un grande, más de 100 motivos. 
Bien pues,...motivos..., motivos de esos que a priori a nadie interesan y que de algún modo despiertan mi curiosidad..., motivos como ¿Qué nos mueve a comprar libros de los que no tenemos más referencia que ese primer instinto de cogerlo de la estantería? 
Mi muestra es seguro, una selección  nada válida para un sociólogo que se precie, pero a mí me vale por el respeto que profeso a los que consulté y por ese curioseo poco ortodoxo que buscaba cuando recibí sus respuestas.
Es curioso cómo, sin mirar sus nombres hubiese podido averiguar de quien era cada una de ellas. También es curiosa la asunción por parte de la mayoría de que últimamente ya no compra libros sin referencia, son malos tiempos para algo mas que para la lírica. 
En cualquier caso aquí dejo, agrupados pero sin tratar para respetar su frescura, esos motivos que los mueven cuando osan comprar libros sin “pre-historias”:

- Formato: “Letra grande”, “calidad de la impresión”, "que no sea demasiado grande, no me gustan los libros mazacotes, me resultan pesados antes de empezar…”. “Líneas ni muy separadas ni muy juntas”

- Editorial y edición: “yo era fan de  "S_____" tuve una temporada que me compraba uno al mes”, “el número de edición o una buena traducción”.

Portada: “portada llamativa, con un buen diseño” (muy recurrente), “Portadas con foto triste... gris nube, viento, libertad, cadenas, amor, te quiero, sexo… o portada naranja girasol o portada que diga... Neruda o Camus o Cortazar o…”

- El título: “Los grandes títulos que no he leído”. “Un título de impacto”. “Títulos con palabras que identifique con mi momento”. “Títulos graciosos”.

- El autor:Que sea un escritor de moda”. “Que ya haya leído algo suyo”.

- Colocación en la tienda:muy visible en la tienda o en el escaparate”; “que tenga un cartel de Best Seller”, o por el contrario “que no sea un Best Seller”

- Leer algoPrólogo o sinopsis:”Si me llena lo que leo es mío, es una manía, un pellizco” Aunque también están los que opinan: “Ah, las sinopsis intento no leerlas porque muchas veces son como los trailers,  te destripan la peli”.  
Leer  unas páginas al azar: “que sea hermoso o fresco de leer”.  “Que no tengan muchos datos y poca literatura, para eso cojo una enciclopedia”

Por temas: “Me compro de forma impulsiva tratados de psicología”, “Novela histórica”, “Clásicos”, “Novela asiática, especialmente china o japonesa”.

- Estado de ánimo:“compré "-----" en un buen momento pero luego pasé una racha enfadada con el mundo y lo tuve que dejar a medias. El puto libro me sacaba de quicio!!!”; “ En rachas raras me apetece leer novela negra, de crímenes, libros tenebrosos",  tengo los clásicos de desamorCreo que si los colocase por orden cronológico de compra sabría quién me rompió el corazón en cada libro”

Estos son sus/nuestros motivos, solo me queda dar las gracias a los que aportaron su granito y decir que me encantaría, si tenéis a bien, saber que os hace dar la oportunidad a un libro del que no sabéis.