De bichos y absurdos

¿Dígame?

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¿Perdón? ¿De dónde dice que llama?
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Ah! Mmmm, creo que no, gracias.
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¿Cómo? No, de verdad, muchas gracias, no estoy interesada.
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Sí, sí, estoy segura de que no quiero una colección de bichos palo recién llegados de Costa Rica...mmm...¿no están un poco lejos de casa?
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Ya, ya imagino, una gran oportunidad, seguro...mmm... pero no, sigue sin convencerme la idea.
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Monísimos y estoy segura de que sí, les encantaría a mis hijos, si los tuviese, claro.
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!!!¿¿De veras??!!!
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No, lo cierto es que no cambia nada, mi entusiasmo en realidad es fingido, lamento haberle confundido.
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No, no me burlaba de usted, intentaba darle un poco de ritmo a la conversación, empezaba a notar que decaía y percibía cierta decepción en su voz.
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Disculpeme, no quería desanimarle con tanta negativa, pero sigo sin quererlos, igual debería llamar a otra persona.
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¡¡¡En absoluto!!! No es usted, que lo hace genial, en realidad soy yo, no me siento preparada para cuidar de seres vivos, además los bichos me dan repelús.
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Sí,  ya, parecen palos, pero son bichos..., en realidad tampoco estaría interesada en palos
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¿Cuánto? Desde luego, una ganga, pero...
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Hombre visto así, claro, claro...mmm, ya veo.
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No, lo lamento de verdad, pero no me veo compartiendo espacio con una familia de.. ¿cómo los llamó? fásmidos,¿no?...¿oiga? ¿Sigue ahí? ¿Le ocurre algo?
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Oh venga, no se ponga así, ha hecho un trabajo excelente, se lo aseguro...
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-Hola!
-Hola! ¿Están tus hijos por aquí?
-Si, con papá en la terraza, ¿qué llevas en esa caja??
-No preguntes