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domingo, 2 de junio de 2013

Yo?...Azapata

Aquel ser extraño que mantenía a la altura de su boca ese trasto encargado de ampliar su voz soltó una enorme carcajada. No conseguía entender por qué todo el mundo se reía. Si bien su tono no tuvo todo el temple que hubiese querido, lo cierto era que su profesión elegida era tan válida como otra cualquiera, la permitiría conocer sitios remotos y viajar siempre que quisiese, sin límites.
"Pero por qué se ríen?" Pensaba mientras abría de par en par sus enormes ojos, esos ojos que la miopía aún no había conseguido mermar. Con 6 años si no se entiende algo se espera una explicación, pero aquel payaso mal pintado le daba más susto que confianza y prefirió mantener su duda a preguntar motivos. En cualquier caso, temía que aquello no acabaría allí, y que tendría que pasar por alguna otra escena humillante que incluyese a aquel niño de 8 años que frente a ella acababa de comunicar que sería bombero sin provocar más reacción que aplausos entre vecinos y familiares.
Años después lo entendió, la dichosa P en detrimento de F y esa maldita costumbre española de no corregir a los demás, ya sea porque "es taaaan graciosaaaaaa" o porque no queremos incomodar al que lo dice y parece que prefiramos dejar que siga errado hasta que la casualidad o alguna situación violenta haga que se percate.
Igual fue ahí, en esas fiestas de barrio, cuando desarrolló esa sensación rara que sentía en las ferias. No huía de ellas, de hecho ahí estaba, festejando las fiestas patronales de la localidad que intentaba, sin mucho éxito, adoptarla. En fin, un ratito de viernes con amigos y cerca de casa no parecía un mal plan.
Pero ese olor a frito, la música descontrolada de feriantes y la indecente luz que deja desnuda a la noche seguía provocando una reacción orgánica extraña que conseguía erizar su vello. Así, mientras hacía correr aquel camello, miraba de soslayo a ambos lados por si a aquel jodío payaso le diese por volver micrófono en mano a reírse de su sueño de volar.
Solo sería un rato y si la ocasión lo requería, siempre podría subir al camello y largarse de allí, muy lejos de la estridente música, a un lugar donde la noche siguiese siendo oscura.

3 comentarios:

  1. Noches cálidas de cielos limpios y claros, de olor a noches de verano, buen vino y mejores compañías...no se puede pedir más

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  2. Supongo que la niña no fue azafata al final, que se quedó en un sueño infantil...

    Es cierto que tendemos a no corregir a los niños cuando la equivocación es más graciosa que la palabra bien dicha. No creo que a la larga sea tan malo, con el tiempo aprendes a decirlo bien y disfrutas escuchando a los niños equivocándose sin saberlo. Me estoy acordando de un sobrino que cuando tenía la edad apropiada, repetía como un loro todo lo que decíamos, equivocándose muy a menudo. ¡Qué risa!

    En cuanto a los feriantes... esa cantinela de las tómbolas de " Qué alegría, que alboroto, todo el mundo se compra una moto, otro otro otro, otro perrito piloto..." Grrrr...
    Se repite en mis peores pesadillas jajaja.

    Un beso.

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    Respuestas
    1. No, no fue azafata, no se si para bien o para mal pero, al igual que como bien dices al final aprendió a decirlo bien también al final cambio de opinión. Tampoco creo que aquel niño terminase derivando en bombero :).
      Supongo que tienes razón, no es tan grave, aun recuerdo a mi sobrino intentando decir helicóptero, aunque no era tanto por desconocimiento como por dicción y aturullamiento, era divertidísimo y se lo hicimos repetir cientos de veces, pobre.
      Las ferias y feriantes me cuestan, no por la experiencia "azapatista", aunque lo recuerdo con contundencia :), como por la sensación de exceso, agitación y locura, me marea y si puedo prescindir... Jajaja, desde luego lo del perrito piloto marcó una generación, el inventor de la frase debería cobrar derechos de autor, la conocemos todos.

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No suelo ejercer de censora, pero prefiero mirar primero, comprensible, no?