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sábado, 9 de marzo de 2013

Re-presentaciones

Esta semana he hecho un curso muy interesante durante un par de días, era un curso de presentaciones de alto impacto.
Es fascinante lo que se puede sufrir, aun con caras amables, en los previos de las intervenciones en público. Yo, que en el tête à tête o con amigos de confianza soy tirando a teatrera y charlatana, sufro todos los síntomas físicos y no tan físicos cuando tengo que enfrentarse a esto : desde el 'joder qué marrón' como primer pensamiento, al temblor de  voz y manos, sudores y desarrollo sensorial al punto de poder oír como mi sangre se dispara hacia las extremidades inferiores con el fin de hacerlas correr, y superiores por si alguien trata de evitarlo.
El curso ha sido fantástico y seguro me dará para alguno mas de estos, pero hoy voy a quedarme con una idea: transmitir por emoción. En todos los cursos y cursillines sobre comunicación se trata la importancia de la comunicación no verbal como primordial herramienta para provocar emociones, de modo que el mensaje en sí queda relegado a un tercer lugar tras la voz y especialmente la expresión corporal. Si al transmitir el mensaje no logramos un impacto, una emoción, no conseguiremos que nuestro discurso trascienda.
Para tratar otro tema distinto, el formador, muy bueno, nos proyectó un vídeo con el trailer de 'El discurso del rey' (gran película, mi consejo: siempre versión original, pero en este caso aun mas, aunque os toque al lado un actor maleducado repitiendo todas las frases  como si estuviese en clase de conversación, pero eso ya lo contaré otro día). Como decía, con el vídeo tenía intención de demostrar la importancia de comunicar y la posibilidad de superar los límites del tipo que sean, para lograr tener éxito en una presentación.
Sin embargo, lo que mas me impresiona a mi de esta película es cuando, al final,al enfrentase al micrófono y comenzar a articular las palabras que tanto le costaban con bastante fluidez, emocionando, consiguiendo incluso lágrimas por el gran esfuerzo realizado
, lo terrible del mensaje transmitido queda en un segundo plano.
Todo el mundo recuerda con emoción, incluso alegría, la gran interpretación del rey, pero pocos recuerdan el dramático discurso: se estaba comunicando la entrada del Reino Unido en las segunda guerra mundial, paradójico, verdad? Nadie sale del cine con la sensación de tristeza o desasosiego que el mensaje requeriría. 
Así pues, esto al final es como el mus o el poker, aun no teniendo la mejor de las jugadas, el triunfo depende del jugador, no del azar o de las cartas, me encanta esto.
Nuestro mensaje, producto, idea o proyecto puede no ser el mejor, pero si conseguimos emocionar, si tocamos tripas, sin duda lo será...mmmm....ahora solo tengo que superar el terror del principio, otro micropropósito para este año.

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No suelo ejercer de censora, pero prefiero mirar primero, comprensible, no?