Vuelvo a requerir de este espacio para redireccionar el extra de "energía". En este caso con el añadido de asimilar una película de Tarantino sin fumar un cigarro en el mismo momento en que se pone un pié fuera del cine. No solo matan las ganas por el recurrente humo en sus películas, sino por la carga tan brutal de adrenalina que transmiten, que imprimen un deseo de fumar similar al de después de un encuentro sexual cargado de tensión..., salvaje.Voy a tener que agradecer no tener pareja en este momento, no se si podría soportar un encuentro así sin dar una calada profunda al pitillo, prefiero encontrarme en esta tesitura cuando tenga más controlada mi adicción.
Volviendo a la película, Django, nada más y nada menos que 3 horas, y un derroche de sangre y violencia tan brutal y propio del director como nos tiene acostumbrados. He de reconocer que me sorprende la fascinación que siento por este señor y sus películas. Siempre he sido defensora del interlineado y he abogado por la sutileza, considero de una belleza sublime escenas como la paliza que dan al señor Bond en su enfrentamiento con el Dr. No, en el que no se ve ni uno de los puñetazos que le dan, o la impactante escena del reflejo del vampiro en la genial obra de Murnau en 1922, Nosferatu; estas escenas sobrecogen, asustan, intimidan y erizan el vello sin necesidad de mostrar su lado más crudo, cambian carne por sensaciones, y el efecto es delicioso y aterrador.
Sin embargo he de reconocer que disfruto enormemente con la especie de orgía visceral tan propia de Tarantino, me encantan sus películas y adoro la selección musical, siempre sorprendente y brillante. Me gusta el guiño a Hitchcock con ese espacio que se reserva,simplón y con toques ridículos.Consigue hacer reír con el más absoluto absurdo en medio de una crueldad desmedida. En escenas propias de las películas de terror y casquería que tanto proliferaron en los 90, encontraremos partes que bien podrían semejarse a "La vida de Brian", que consiguen en el peor de los escenarios arrancar una carcajada que precede a unos dedos entreabiertos delante de los ojos.
En definitiva, supongo que algo de pirados tendremos los que de algún modo adoramos a este ser extraño con perfil de psicópata, no diré que me asuste, pero si me intimida la idea de que me seduzcan sus películas, así como las de gangsters. Es posible que, del mismo modo que derivo mi energía nicotínica a través de este espacio, elimine mi agresividad a través de la de otros mediante las películas...si es así, desde luego conmigo funciona
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domingo, 20 de enero de 2013
Bitacora ex-nicotínico after Tarantino
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No suelo ejercer de censora, pero prefiero mirar primero, comprensible, no?