Últimamente, el desaguisado sentimental en que parece haberse convertido mi vida y la de muchas, demasiadas, de las personas que me rodean , tiene un componente extra, motivado por la inevitabilidad. Con esto me refiero a la dificultad de eliminar al /los sujetos de nuestro entorno, lo que entorpece enormemente el proceso de seguir adelante y hace más doloroso el día a día de alguien que no puede compartir su vida con otro alguien a quien desea y sigue viendo, eso cuando no se añade el ver lo bien que ese alguien comparte la suya con otra persona.
A compartir espacios físicos ( trabajo, amigos...) se ha añadido el amplio espectro de espacios virtuales que dan, si cabe, más información de la que los clásicos entornos facilitaban. De este modo se dificulta la omisión temporal del sujeto en cuestión, tan terapéutica, y de algún modo nos convierte en viejas del visillo que inevitablemente van a saber.
A compartir espacios físicos ( trabajo, amigos...) se ha añadido el amplio espectro de espacios virtuales que dan, si cabe, más información de la que los clásicos entornos facilitaban. De este modo se dificulta la omisión temporal del sujeto en cuestión, tan terapéutica, y de algún modo nos convierte en viejas del visillo que inevitablemente van a saber.
Todo sería tan fácil como eliminar, bloquear o sacar de un modo discreto al individuo en cuestión, pero esto se me antoja descortés...,no me gusta, y en un entorno físico es del todo imposible sin resultar terriblemente grosera.
Así, como decía la sabia madre de una gran amiga, si no podemos poner distancia, habrá que poner altura. Bien pues, procuremos poner altura, pero sobre todo sigamos adelante, porque enamorarse es lo mejor que puede pasarnos, y no debemos perder la oportunidad de hacerlo por alguien que no nos va a elegir.
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No suelo ejercer de censora, pero prefiero mirar primero, comprensible, no?